El cuento
El príncipe azul
Luis Bernardo Pérez
La dama del décimo piso ya no piensa más en el matrimonio. Sabe que a su edad lo mejor es resignarse a permanecer soltera para siempre. No obstante todavía sueña con su príncipe azul y, en ocasiones mientras toma su té en medio de gatos somnolientos y carpetitas bordadas se pregunta cual sería el aspecto de este y porque nunca apareció.
Lo triste del caso es que el príncipe sí acudió a la cita.Hace veinte años, se apeó del caballo frente al edificio donde ella ha vivido desde que era niña y, al encontrarse descompuesto el ascensor intentó subir por las escaleras. Desgraciadamente, la pesada armadura y la fatiga producida por el largo viaje le impidieron llegar: en el séptimo piso se desmayó a causa del agotamiento: Allí encontró una mujer , quien lo ayudó a quitarse el yelmo , lo cuidó, lo alimentó y se casó con él.
La dama del décimo piso baja casi tosa las tardes al séptimo para ver la televisión con su vecina. En ocasiones observa de soslayo al marido de esta (un señor calvo y mofletudo que solo habla de fútbol ) y se sorprende al sentir un ligero hormigueo recorriéndole la espalda.